Alcanzar la cima de una montaña es el premio que todo alpinista ansía tras recorrer el duro camino que lleva hasta ella. Esos instantes de emoción son la recompensa a tanto esfuerzo, preparación, tenacidad e ilusión. Pero, tan valioso como pisar la cima es cada paso del camino que conduce a ella, el mismo que nos llevará de regreso a casa con el sabor de la victoria en la boca y millones de recuerdos imborrables que, sólo quienes han vivido experiencias similares, son capaces de comprender.